viernes, 3 de junio de 2011

Propuesta para reducir la emisión de CO2. Coche de aire comprimido.

La marca americana Callidac ha querido demostrar que ellos también están implicados en el desarrollo de vehículos que contaminen menos y nos lo han querido demostrar con la presentación del Cadillac Aera, el coche de aire comprimido.

Y aunque no se ha desvelado exactamente cómo funciona el motor de este nuevo prototipo sí que han ofrecido algunos datos.

El aire comprimido es la fuente de energía de este modelo -de ahí su nombre- como alternativa al motor de combustión interna, que genera un mayor número de emisiones de CO2.

Lo mejor de este vehículo, y una de sus principales ventajas frente a los motores eléctricos, es que, según afirma el fabricante, este novedoso modelo promete tener una alta autonomía. La distancia que el Cadillac Aera podrá recorrer sin necesidad de hacer una recarga se estima en 1.000 millas, lo que equivale a unos 1.610 kilómetros. La carga estará almacenada en un pequeño tanque que se colocaría donde iría el depósito de gasolina de un vehículo tradicional.

Aunque de momento no sepamos los entresijos del funcionamiento del coche de aire comprimido, este nuevo sistema supone un paso más -después del coche eléctrico- en la búsqueda de soluciones a las importantes emisiones de CO2 que generan los vehículos. Todo ello sin renunciar al lujo, al diseño de alta gama y a la potencia de los motores de combustión interna.


1 comentario:

  1. El aire comprimido para impulsar vehículos comenzó a utilizarse en el siglo XIX. En ciudades como París este sistema se generalizó en locomotoras y tranvías. El primer coche de aire comprimido en Francia fue construido por Andraud y Tessie de Motay en 1838, si bien no desarrollaron más su sistema.

    El problema del aire comprimido, es su baja eficiencia. Para recargarlo tenemos que conectar un compresor a la red eléctrica, pero éste compresor gastará la mayor parte de su energía en forma de calor. Por tanto, esta baja eficiencia nos hará consumir mucha más electricidad que en un coche de baterías eléctricas, lo que se revierte, según la forma de obtener esa energía eléctrica, en más emisión de gases contaminantes, al menos de forma indirecta.

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